miércoles, 25 de julio de 2007

Entrevista a Mae Montaño

LA POLITICA CON ALEGRIA

Cuando Mae Montaño ingresa a su oficina, su presencia se la siente. Dinámica, risueña, alegre, tono de voz bien marcado, como los recuerdos. Nunca olvida su niñez, cuando ayudaba a su madre y a una tía a lavar ropa ajena, trabajo humilde que permitía enfrentar la pobreza de su hogar.

Siempre ha estado en contacto con la gente. Parte de su experiencia se ha fortalecido gracias al trabajo con los jóvenes.

Nacida en Esmeraldas, candidata nacional a la Asamblea Constituyente, es la cabeza de la lista del Movimiento UNO. No denota arrogancia, se muestra atenta y abierta. Sin titubeos habla de sus propuestas: la dolarización, las autonomías, la ciudadanización de la economía, entre otras cosas.
-¿Cuál es su idea sobre las autonomías?
-Hablo de entre cinco y siete Regiones Autónomas, que puedan legislar y aplicar políticas de desarrollo, como elementos referenciales tenemos las cuencas hidrográficas del Ecuador.
-¿Cómo explica la ciudadanización de la economía?
-El sistema es excluyente, hay que ciudadanizar la economía con más participación, formar empresas, que los pobres generen recursos y sean propietarios. El estado debe educar, capacitar, dar asistencia técnica, acceso al crédito, habría que crear un fondo de participación social. Actualmente se carece de vivienda, de trabajo, programas de salud y la educación es difícil.

MAE ESTÁ ORGULLOSA DE SU RAZA
La candidata se siente orgullosa de su raza, ha hecho mucho por los afroecuatorianos. Su compromiso es trabajar por los más pobres porque está consciente que fue uno de ellos

Mae se siente orgullosa de su raza, ha hecho mucho por los afroecuatorianos. Su compromiso es trabajar por los más pobres porque fue uno de ellos. Hace pocas semanas visitó las comunidades y trabajó codo a codo con los pobladores. No se ha desvinculado de los más necesitados, ni siquiera cuando trabajó en la diplomacia ecuatoriana en los Estados Unidos. Un año fue suficiente para comprender que eso no era para ella. “Había trabajado por los niños, las mujeres y un día me dije: “debo regresar a mi país, devolver a mi gente lo que la vida me ofreció”, aclara con franqueza.
-¿Ha sido difícil dejar la gente sencilla para pasarse a la política?
-Debo manifestar que nunca he dejado a esa gente sencilla porque es mi gente. Lo que pasa es que he vivido diferentes etapas y en cada una sentí un techo, una frontera virtual que representaba una realidad. Entré a la diplomacia, pude quedarme pero no lo hice.
No soporta la injusticia
Mae Montaño no tenía intenciones de entrar en la política pero la percepción de los demás fue que ella servía para eso. Desde los 14 años ha estado visible, no soportaba las injusticias, era solidaria pero no revoltosa, siempre ha pensado que hay que empujar y no dejar que nadie sea un parásito. Está convencida de sus acciones y conceptos, el haber trabajado con los jóvenes ha sido un aliciente, así fue -ella misma reconoce- como se convirtió en activista social. “Me duele la pobreza, sufro al ver un niño pobre bañándose en aguas servidas, no soporto la basura al lado de las casas o la angustia de una madre ante su hijo enfermo, sin recursos para ir al médico. Ahí es cuando pienso “cómo levanto la autoestima de estas mujeres”.

Su primer trabajo fue profundamente social, como el enlace con su pasado, gracias al cual comprendió que no podía abandonar a la gente sencilla “porque era su gente”.



Su primer trabajo fue profundamente social, se enlazó con su pasado y hacía comparaciones: “por lo menos tienen luz eléctrica, yo no la tuve”. Un día supo que para servir mejor había que valerse de la política desde los gobiernos locales. Mae sonríe al recordarlo: “una mujer a la Alcaldía de Esmeraldas hace una década, además seguía siendo pobre, sin dinero para la campaña, madre soltera, sin marido, vino la discriminación. No había presupuesto para regalos, en los barrios me conocían pero si no regalaba camisetas se decepcionaban, reaccionaban con desprecio. Yo había dejado todo, incluso mi trabajo estable y enfrenté el riesgo”.
-¿Y la dolarización?
-La defiendo. El estado tiene un deber de reivindicación para con el pueblo, su obligación constitucional es erradicar la pobreza, dar más oportunidades para que el país sea más gobernable. Pese a las marcadas desigualdades el dólar ha proporcionado estabilidad.
-¿Cuál es su mayor meta política?
-Seguir cumpliendo con la gente. Es el momento de aportar al cambio político, empujar a los jóvenes, apoyarlos, así me siento más conforme. Movimiento UNO tiene gente nueva, antes no ha participado en la política, todos están llenos de ideas renovadoras para alcanzar logros necesarios y justos. Aunque los demás digan que es el peor momento para incursionar en la política, yo quiero hacerlo con alegría. Miro al futuro con optimismo, con visión constructiva, quiero ver mucho más allá de mi sombra, hoy escuché decir a alguien: “si tú sueñas en la realidad, esos sueños siempre se consiguen”. Considero que son cosas que hacen falta en la política ecuatoriana.

Por: Fernando Villarroel

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